miércoles, 18 de abril de 2012

Un deseo

Un deseo. ¿Cuántos deseos se pueden tener? Miles, cientos. ¿De cuántos somos conscientes? ¿Y cuántos de ellos pueden ser transmitidos con tanta sinceridad y provocando semejantes sentimientos en quien lo escucha?
Un deseo. Sólo uno. El suficiente, el necesario, el más encantador. Sólo un: "lo que deseo es que todo salga bien contigo, porque me encantas". Ya no hay presión, no hay rastro de miedo. Sólo ganas de que se cumpla ese deseo, de que realmente todo salga bien.
Un deseo. Esta vez el mío No volver a sentir miedo nunca. No necesito protección, solo cautela. Sé lo que quiero, lo que pretendo, lo que necesito. Todo ello tiene una sola respuesta, un simple nombre. Negarlo sería ridículo, obviarlo no tendría sentido. La sinceridad siempre ha sido imprescindible.
Un deseo. Ninguno más.

martes, 10 de abril de 2012

Y yo que creía

Y yo que creía que iba a ser más fácil. Todo estaba claro, desde siempre, ordenado en mi cabeza. Y de repente... de repente todo sale como siempre quise, y me pilla de improviso. De repente no soy como pensé, de repente no tengo miedo, pero pienso que debería tenerlo. Pienso que debería aferrarme con fuerza, pero prefiero cerrar los ojos, alzar los brazos y dejarme mecer por el viento. Y me encuentro bien, quizá demasiado. ¿Qué pasará cuando abra los ojos? ¿Qué pasa si un día quiero agarrarme y descubro que ya no queda nada que me pueda sostener, que estoy yo, cansada, contra el fuerte viento y que puedo caer? Porque entonces sí tendría miedo. Mucho. Y no habría nada que me impidiera caer al vacío.

Guapa

-¿Sabes qué me pasó hoy? Que me lo dijeron. A la cara. Sin más.  Así, como suena: "Guapa". ¿Y que hice yo? Reír. Porque no me lo creía, y me hacía gracia. ¿Y qué hizo él? Preguntar por qué me reía. Y no pude responder. ¿Cómo decirle la verdad? Así que hice lo fácil: cerré los ojos y le besé. Y se olvidó de su pregunta, como ocurre siempre. Es un buen truco para cerrar una conversación que no te interesa. Sólo si es de extrema importancia lo recordará incluso después de dejarle sin aire.
-¿Y te lo dijo más veces?
-Sí, muchas. Me dijo: "Ahora mismo, estás de foto" "¿De foto?" pregunté. "Sí, preciosa, mirando la puesta de sol, ¿quieres que te haga una foto?". Y desde el primer día: "¿qué tal me queda esta flor en el pelo?" "a ti todo te queda bien". Estuve por decirle: no lo sabes, no me has visto de otra manera. Pero no puedo ser borde, ni parecerlo. Soy yo, y ya sabes como soy yo... Estoy fría, estoy mostrando otro lado de mí que conozco pero que no...
-¿No te gusta?
-No es el que pensaba que mostraría. Pero estoy bien. Distante, pero sigo siendo yo. Hasta saco mi lado tierna y no tengo miedo a sacar esa niña que todos llevamos dentro.
-¿Y él qué dice?
-Que soy rara. y que le gusta. 

sábado, 7 de abril de 2012

:)

Cuando quien quieres que te entienda no lo hace, cuando el tiempo parece estar en tu contra y pocas cosas parecen tener solución, cuando los que valoras de verdad te parece que están tan lejos sólo puedes hacer una cosa.
Respira hondo, escucha música y ríe. Ríe de todo lo que puedas. Casi todo tiene un lado gracioso, cualquier cosa. Ríe de tu mirada en el espejo cuando pones caras raras, ríe de los que no entienden lo que es vivir, ríe de lo guapo que es ese chico de enfrente, ríe de lo que quema la leche en tu lengua, ríe de lo holgado que te queda el pijama, ríe de lo absurdo que resulta reír por nada.
Y sonríe. Sonríe no para que lo vea el mundo (¿qué más da el mundo?), sonríe para que lo veas tú. Crea endorfinas que se transporten por el riego sanguíneo al cerebro. Consigue ser feliz.
Canta, baila o simplemente tararea una canción, no importa. Lo importante es que mientras lo hagas pienses en cosas que te hagan feliz, que disfrutes el momento, y que tus labios dibujen una asombrosa sonrisa espontánea.
Detrás de cada esquina se esconde algo dedicado para ti: quizá sea un rayo de sol, o quizá una bolsa de papel que bailotea al son del viento, pero todo ello va dedicado a ti en el momento en el que eres consciente de ello. Puedes hacer que cualquier momento sea único y especial. Solo tienes que hacerlo tuyo.

¿Las ves?

¿Ves eso que revolotea por ahí, entre página y página, de persona en persona? Quizá no te hayas fijado mucho. Parecen mariposas, siguen el mismo movimiento ondulante, pero llegan a los oídos, oídos y ojos; se adentran en nuestra conciencia, o incluso más allá, y permanecen en nuestro subconsciente.
Algunas son tan importantes que perduran años, tantos como los que vivimos, con la diferencia de que ellas nunca mueren, sólo siguen revoloteando, en busca de quien las merezca, quizá con un sentimiento de abandono, pero nunca se rinden, siguen buscando y siempre encuentran a alguien, el mundo está lleno de "alguien".
Algunas se estampan, chocan, se enfurecen; otras son tiernas y dulces, y otras llegan a ser insustanciales, pero siempre están ahí, si las permites quedarse a tu lado, nunca se irán. Son las mejores compañeras de camino, amigas insaciables e incansables. Les gusta la compañía, es muy raro verlas solas.
Durante los días de lluvia se refugian entre los abrigos de la gente, permanecen cerca del corazón, y con el tiempo anodino y grisáceo, cual polillas, se mantienen silenciosas y algo lúgubres, pero con los primeros rayos de sol, vuelven a ser ellas, tan esplendorosas como siempre.
Llevan ahí desde siempre, y desde que llegamos al mundo queremos conservarlas, por eso las escribimos, las decimos, las cambiamos y creamos. No queremos que mueran, nos son tan necesarias y cálidas como el sol que nos calienta y da vida.
Ahora sí, ¿las ves?

Endulcemos el mundo

Me han dicho que los niños juegan, los adultos piensan y los ancianos se preocupan; que los niños comen dulce, los adultos salado y los ancianos no perciben sabor; que lo que hay en la cara de un niño es una sonrisa, en el de un adulto el entrecejo fruncido y en el de un anciano indiferencia por todo lo que no sea él.
Pero también me dijeron que tuviera cuidado por las noches con el monstruo del armario, que había tres señores en camello que me traerían regalos la noche del 5 de enero y que si decía mentiras me crecería la nariz.
Hay cosas que se dicen y no son ciertas, hay prejuicios y generalizaciones que tampoco lo son, y miradas y gestos malinterpretados.
Porque con una sonrisa no se arregla el mundo, pero se enternece un corazón; porque a nadie le amarga un dulce y porque hay que aprender a hacer limonada de los limones que la vida suele dar. Todo con azúcar sabe mucho mejor. Endulcemos el mundo.

Lo mejor de empezar, es el camino que queda por delante

"No somos sino niños grandes, inquietos porque saben que es hora de dormir." (Alicia en el País de las Maravillas)

Y como niños grandes, nos gusta jugar. Sólo que no jugamos con muñecos de trapo o de plástico, ni siquiera con consolas. Algunos, preferimos jugar con las palabras, y aprender de ellas, porque son el legado de millones de personas que vivieron antes que nosotros. Leemos, escribimos y hablamos. En el fondo, nos comunicamos, con nosotros mismos o con los demás.

"La finalidad de casi todas las obras de imaginación era hacer que nos sintiéramos como extraños en nuestra propia casa. La mejor literatura siempre nos obliga a cuestionarnos lo que dábamos por sentado. Ponía en duda las tradiciones y las esperanzas cuando parecían inmutables." (Leer "Lolita" en Teherán)

Tener curiosidad es el primer paso para saber, y saber es el primer paso para cuestionar nuestra propia opinión.