sábado, 22 de septiembre de 2012

"La voz dormida"


“La voz dormida” (2002) es una novela de Dulce Chacón, que intenta reflejar una historia real: la de un grupo de presas de la cárcel de Ventas, en Madrid, poco después de la victoria franquista. Fue llevada al cine por Benito Zambrano en 2011.
Los personajes principales son Hortensia, una convencida republicana con unos altos ideales y un gran orgulloso y convencimiento de la causa, y su hermana, Pepita, sin ideales políticos, honrada y humilde, cuya principal esperanza es ver libre a su hermana y al bebé que lleva dentro. El marido de Tensi es también un republicano, uno de los más importantes, y es conocido como “el Cordobés”. Y el que acaba siendo el amrido de Pepita, es el más temido por los franquistas: “el Chaqueta Negra”.
La obra narra muchas de las torturas a las que eran sometidas las presas, incluyendo las burlas de las carceleras y las monjas. Está dividido en tres partes. La primera se encarga de ponernos en contacto con los diferentes personajes; en la segunda, Hortensia sabe que será ejecutada un tiempo después de que nazca su hijo y transcurre ese tiempo; y la tercera se ocupa de los dieciocho años posteriores, donde la pequeña es criada por su tía, y finalmente, pueden volver a Córdoba.
He aquí unos fragmentos de la novela:
“Nuestra única obligación es sobrevivir, había dicho Hortensia […] Sobrevivir. […] Ronda el silencio. El silencio hace su ronda y ronda la locura. […] Sobrevivir. Y contar la historia, para que la locura no acompañe al silencio. […] Resistir es vencer.”
“Palabras que estuvieron siempre ahí, al lado, dispuestas. La voz dormida al lado de la boca. La voz que no quiso contar que todos habían muerto.”
“-¿Sabe por qué están escondidos? […] Porque la guerra se ha acabado. […] Estamos más muertos que vivos. Y solos. […] Se acabó. […] Nadie va a venir a rescatarnos. Y ustedes se empeñan en decir “los nuestros” […] como si fueran un mundo aparte.”

martes, 18 de septiembre de 2012

Una mañana


Hay un sentimiento cálido dentro de ella. Abre los ojos y lo encuentra tumbado a su lado, sonriéndola.
-Buenos días, princesa.
Deposita un beso en sus labios, otro en su frente, y la pregunta:
-¿Quieres seguir en la cama un rato?
-Claro, contigo.
Continúan abrazados hasta que los brillantes rayos de sol que entran por la ventana les incitan a levantarse.
-Vamos a la ducha.
Unos minutos después, se abre la puerta del baño, y salen unos pies descalzos que se dirigen a la cocina. Él la observa desde atrás: lleva su camiseta, que le queda ancha y grande, pero le queda bien. Le gusta como cae el pelo por su espalda, y la forma que tienen sus piernas asomando por debajo de la camiseta mientras camina.
-¿Qué te apetece desayunar?-dice, mientras la alcanza y la besa en el cuello.
-Tostadas.
-Me parece estupendo. Yo las hago.
-Yo voy calentando la leche.
Mientras esperan a que se caliente el desayuno, se observan. Sonríen, se abrazan y se besan dulcemente.
-Te quiero preciosa, eres lo más bonito que tengo. Nunca te me vayas.
-No tengo pensado irme de tu lado.
Dan la vuelta al pan, y él la besa la mejilla.
Para cuando terminan de desayunar, la bandeja está abandonada encima de la mesa. Pero ellos no se han olvidado del otro. Y no lo harán nunca.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Ansiedad


La ansiedad es ese sentimiento que te llena, por dentro y por fuera. Te aplaca, te fulmina, y te da hambre. Te pone nerviosa, estresada e impaciente. Tienes peor cara, tus sonrisas parecen algo más fingidas. Eres tú misma, pero una parte de ti no está contigo. Quieres algo, lo quieres ya, y no lo tendrás. Puede que nunca, o puede que simplemente se esté retrasando. Puede ser bueno, puede ser malo, pero la espera puede acabar contigo. Te quita el sueño, te hace devorar el frigorífico, te impide concentrarte en exceso. 
¿Cómo se supera? No se supera. Se pasa. Cuando ocurre eso que estás aguardando, o simplemente consigues que se quede en un rinconcito pequeño dentro de ti, para que no moleste de día: entonces solo aparecerá en tus sueños, e incluso puede que antes de dormir. Se convierte en miedo. Será tu pesadilla, será tu hombre del saco particular. Estarás sola cuando pueda atraparte. Si tienes suerte, al despertar habrá alguien a tu lado, abrazándote, y te volverás a sentir segura, pero si no es el caso, no te sentirás mejor hasta un rato después de haberte levantado. O puede que persista durante horas, o días.
Pero no hay que preocuparse. En la mayoría de los casos, todo volverá a la normalidad en un tiempo breve. Perderás ese nudo en el estómago y esa sequedad de garganta. Dejarás de fingir sonrisas. Volverás a abrazar con menos fuerza. Serás tú en todo tu esplendor de nuevo. 

sábado, 8 de septiembre de 2012

Músicos, músicos en todas partes


Últimamente, para mi sorpresa y mi agrado, me he rodeado de músicos. Amigos que tocan el bajo, la guitarra, la flauta travesera, la batería,… Me sorprende porque esto significa, o bien que el destino me rodea de ellos para poder complacerme de vez en cuando con su música, o bien que el número de gente que toca instrumentos musicales está creciendo, lo cual es una buena noticia, tanto para ellos, que han descubierto un hobby que les apasiona, como para el mundo musical.
Es gratificante ver como les brillan los ojos o no intentan disimular una sonrisa cuando hablan de tocar. Se hace evidente que les encanta, que es uno de los mayores placeres de su vida. Y a mí me encanta ver a la gente tan metida en algo tan bueno, tan interesada y con sueños e ilusiones por algo así. Incluso he oído comparar esa sensación con alguna otra más placentera, llevando casi al éxtasis al músico.
Ver como pasan las horas para ellos, ignorantes de ese hecho y felices, me produce alegría. Saber la motivación y las horas de práctica que conllevan tocar bien una sola canción, compenetrados con el resto de la banda, me lleva a una sensación de admiración, y de orgullo por conocer a alguien tan apasionado, trabajador y capaz de llevar adelante algo si se lo propone. Porque ese es un gran mensaje. Un “si quiero, puedo” es el que puede levantar el mundo. Sólo consiste en eso: hacer lo que te gusta, disfrutar de ello, y mostrar a todos tu tesón, tu capacidad y tus dotes naturales para ello.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Música

Hablemos de la música: esa gran amiga que nos acompaña allá donde vayamos. Y es que hay tantos estilos y grupos, que cada persona encuentra la forma de sentirse identificado, no sólo en las letras, sino en cada nota; y es que también podemos sentirnos identificados por la cadencia, el ritmo, la frecuencia, la intensidad, ...
Una siempre tiene mayor pasión por uno o varios estilos frente a otros, pero no es inusual encontrarse con personas que aceptan una gran variedad y sin disgustarse por escuchar cosas diferentes a las que suele. Esta gente suele tener una gran empatía, y no le resulta difícil tampoco adaptarse a los diferentes tipos de personalidades y estilos de personas que pueblan el planeta.
Ya sea en inglés, en español, en coreano, en chino, o en cualquier otro idioma, es evidente que la música gusta. No hay absolutamente nadie que no la escuche. Los hay que dicen: "si no entiendo la letra, no me gusta", y van a la que está en su propia lengua; otros dicen: "en inglés suena mejor" y escuchan preferentemente en ese idioma... o en cualquier otro que pueda agradarlos. Desde luego. La música nunca es un impedimento o una frontera entre personas: es un puente que lleva a la comunicación, si se cruza con la bandera del respeto. ¿Si descubrieras que tu mejor amigo escucha a un grupo que no consideras bueno o al que no has prestado atención, dejarías la amistad que os une? Entonces, resulta igual de ilógico no relacionarse con alguien sólo porque su estilo o la música que escucha es diferente a la tuya. Abre los ojos. Mira a los demás, seguro que hay muchas personas estupendas que te has podido perder por mirar de una manera más superficial.

sábado, 1 de septiembre de 2012

Amor

Hablemos del amor. De lo que significa. De esa acuciante sensación en el pecho. ¿Recuerdas la primera vez que lo viste? ¿Pensaste desde ese momento que sería para ti, que un día como hoy sólo querrías tenerlo cerca, y que eso parecería lo más importante? Yo recuerdo la primera vez que miré sus ojos, ojos tostados, de color chocolate. Vi timidez, vi simpatía, vi belleza. Y un par de segundos después, ya estaba carcajeando con sus bromas. No, no sabía que él sería para mí; pocos lo saben desde el principio. Pero eso apenas importa cuando la profecía se ha cumplido, el coche ha pasado de largo, los pitidos han dejado de sonar y estáis a solas, mirándoos fijamente, incapaces de dejar de sonreír.
Se convierte en EL pensamiento. Ese que tienes al despertar, al vestirte, al mirarte al espejo, al observar a la gente, al escuchar música, al hablar, al irte a dormir. Se transforma en un pequeño ser dentro de tu cabeza que te acompaña allá donde vayas.
"No tengas miedo del monstruo del armario, ni de Slender, ni de mi", parece decirte. "Los primeros no existen, y si existen, yo te protegeré. De ellos, o de cualquier cosa que quiera hacerte daño". Eso te dice sin palabras, mientras te abraza, y te promete que siempre estará contigo. Y por supuesto que le crees, porque sabes que lo dice en serio, y que, al igual que él para ti, te has convertido en lo más importante.
La idea de saber que no podrás verle en una temporada te llena de pena, te seca la garganta, e incluso puede marearte. Por eso antes de la partida te llenas con su presencia, con sus abrazos y sus besos. Te conviertes en un animal preparándose para la larga y fría hibernación.
¿Y qué es eso que suena? Su risa, ¿no te parece realmente deliciosa? Un sonido del que no te cansas, y que está acompañado de felicidad.
El amor. ¿Qué es el amor? ¿Mariposas en el estómago? Eso puede ser hambre. ¿Ganas de verle? Eso también te pasa con otra gente. ¿Qué lo hace diferente de las relaciones paterno-filiales o de la amistad? ¿Los celos? Son falta de confianza. ¿Los besos? Se pueden dar a desconocidos. ¿Entonces qué?
Él.