jueves, 29 de noviembre de 2012

El diario de Bridget Jones (Helen Fielding)


Este famosísimo libro, convertido además en película con secuela incluida, es uno de los que más me ha hecho reír. Divertidísimo y aconsejable, a mi parecer.
Narra en forma de diario las peripecias de una treinteañera británica que trabaja en una editorial, autocompasiva, desesperada y confusa, con unos nulos y pocos perseverantes intentos por dejar de beber y de fumar, agobiada por un trabajo poco motivador, con un jefe ligón y sexy, y con otro personaje masculino, abogado, que se cruza en su camino por obra y gracia de su madre. Con el apoyo de sus amigos, rescata de revistas, de la televisión y de ellos mismos teorías para encontrar a un buen hombre que se quede a su lado. Con dificultades para tomar decisiones y de ser responsable, espera impacientemente a que el príncipe azul llame a su puerta y la libere de su madre, y de los curiosos amigos de sus padres. ¿Será este, por fin, su año?

He aquí un pequeño fragmento que refleja el “estilo” de Daniel Cleaver, el jefe de Bridget:
“Necesito tener una seria discusión acerca de tu blusa. Es extremadamente delgada. Casi, si la examinas bien, fina hasta la transparencia. ¿Se te ha ocurrido alguna vez que quizás tu blusa sufra de… bulimia?”

Fue llevado al cine de la mano de Renée Zellweger, como Bidget; Colin Firth, como Marc Darcy; y Hugh Grant, como Daniel Cleaver. El libro y la película difieren un tanto en cuanto a detalles, pero siguen el mismo estilo. Por mi parte, recomiendo ambos.
Os dejo un par de vídeos: el primero, de la primera escena de la película, con la canción "All by myself", de Celine Dion.
http://www.youtube.com/watch?v=0D0zfB1l1x0
Y el segundo, corresponde a una memorable escena de la película: la "despedida" laboral de Bridget y Daniel:
http://www.youtube.com/watch?v=Yizc3l_vOLQ



jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Yo?


Sí, soy yo. Esa que se carcajea por cualquier cosa. Esa que colecciona separadores, que adora los llaveros y a la que le gusta llevar el pelo largo. Esa que no necesita agacharse para pasar bajo las ramas de los árboles, esa que imita las caras de los bebés al verlas, esa a la que no le gusta la lluvia.
Despeinada, con los ojos entrecerrados, sin gafas, me acerco al espejo. Suelto un bostezo a esa cara que me mira somnolienta. No recuerdo lo que he soñado, pero la costumbre ha hecho que no me pregunte por el contenido de mis sueños. "¿Qué tal será hoy?" es mi pregunta interna. Pero no quiero respuestas. Aún no. Primero hay que asearse y hacer la cama. ¿Y después? Después sigo siendo yo, descalza, si la temperatura lo permite; pero tan ingenua y despistada como siempre.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

14-N


Hoy es día de Huelga. De Huelga con mayúsculas, porque mayúscula es también la razón. El problema, el enorme problema que ha causado tanta pena, tanta ira y tanta impotencia. ¿Impotencia? El pueblo no debería sentirse impotente, no debe, no puede. Porque del pueblo es el poder, y la razón, si sabe usarla. ¿Y sabe? Hoy es una ocasión más para demostrarlo. Para demostrar cuantos inconformados hay, cuántos capaces y dispuestos a luchar por una España, una España que no quede al amparo de políticos corruptos, que poco a poco, les van quitando todo.
Recortaron en educación y en sanidad: nos dejaron incultos y enfermos, totalmente a su merced. Subieron el I.V.A., dejándonos, además, pobres. ¿Y qué hicimos? Llorar en silencio, por miedo. Por miedo a ser despedidos, por miedo a ir a la cárcel, al hospital o bajo tierra. ¿Y por qué a esto último, señores? Porque los policías, corruptos también, se dedicaron (y se dedican) a apalear a desheredados manifestantes inocentes, gente que sólo protestaba por la pérdida de sus derechos, por quedarse enfermo, inculto y pobre, por tener la grandiosidad de España nada más que en recuerdos; capaces son, incluso, estas fuerzas (brutas) del Estado de ir a por niños, discapacitados o ancianos; armados hasta los dientes, protegidos como si los ciudadanos fuéramos terroristas, no dudaban en cargar siete a uno, y veinte a uno, si hubieran podido.
No podemos seguir con miedo. Ellos alimentan nuestro miedo, y nos dejan acobardados y con las cabezas gachas, cual pueblerinos del medievo, viviendo por y para su señor, trabajando y muriendo por él. Y si las fechas no me fallan, ese modelo de vida se fulminó hace demasiado tiempo como para volver a él. Estamos en el siglo XXI. ¿Vamos a dejar que nos traten como a mulas de carga? Somos personas. Personas con familiares y amigos, personas unidas. Y somos muchas. Si nos unimos, podemos demostrarles de lo que estamos hechos, podemos demostrarles que esto de que ellos vivan con millones de euros robados y a nosotros nos desahucien porque no tengamos trabajo para pagar se ha acabado. 
Porque además algunas de las grandes empresas han sacado provecho de la crisis económica. Han reducido el número de trabajadores, repartiendo entre ellos el trabajo de los que despidieron, y exigiéndoles, por tanto, mucho más; han reducido sus sueldos, y les amenazan de despido ante la mínima queja o falta leve. Y hay miles de personas deseosas de ocupar el puesto de otros, así que la empresa no tiene por dónde ser amenazada, a su vez, para llegar al equilibrio. No pueden ser demandadas, porque la justicia lenta y corrupta de este país está del lado del poderoso. ¿Y cuál es nuestra respuesta ante esto? Tenemos crisis de ansiedad y llantos nocturnos.
Es momento de levantar las cabezas, unirnos y demostrarles que no vamos a consentir que se nos siga explotando. Mejor un día sin sueldo o sin clase, a una vida de opresión.
Manifestación desde Atocha a las 18:30 (Madrid)