lunes, 20 de mayo de 2013

El color púrpura (Alice Walker)




Esta novela llevada posteriormente al cine retransmite las tristes vivencias de una superviviente del racismo y la violencia de género, la, denominada por todos, fea Celie. Obligada a alejarse de quien más quiere, por fin encuentra a alguien de quien nadie podrá separarla jamás: Shug. Y en parte aún sigue con su querida hermana, misionera en el continente del que proceden por raza: África. 
Celie dice de sí misma lo que todo el mundo opina de ella: “Soy pobre, soy negra, puede que fea y no sé guisar, dice una voz a todo el que quiera oírla. Pero aquí estoy. Amén, dice Shug. Amén, amén, amén”. Y eso es lo que hace Celie: seguir adelante. Conversa con su gran amiga sobre todo de hombres y de Dios, aunque tengan en principio un concepto diferente del último.
¿Qué ha hecho Dios por mí? pregunto. ¡Celie! dice, como horrorizada. Él te ha dado la vida, salud, y el amor de una buena mujer. Sí, y también un papá linchado, una mamá loca, un padrastro que es un perro indecente y una hermana a la que probablemente no volveré a ver. De todos modos […] ese Dios es un hombre. Y, como todos los hombres, es desconsiderado, olvidadizo e indiferente. […] ¿Me estás diciendo que Dios te quiere sin haber hecho nada por Él? Porque tú ni vas a la iglesia, ni cantas en el coro, ni mantienes al cura, ni nada. Es que, si Dios me quiere, Celie, no tengo que hacerlo. A no ser que lo desee. […] Celie, la verdad, ¿has encontrado alguna vez a Dios en la iglesia? Yo nunca. Sólo a un puñado de gente que espera que se les manifieste. Si alguna vez he encontrado a Dios en la iglesia es porque ya lo llevaba conmigo.
El hombre todo lo corrompe, dice Shug. Está en la despensa, en tu cabeza y en la radio. […] Cuando te pongas a rezar y ¡zas! Se te coloque delante el hombre, tú lo mandas a paseo, dice Shug. Y piensa en las flores, el viento, el agua o en un pedrusco.

Este libro gira alrededor de tres temáticas: la independencia de la mujer hacia el hombre, las diferentes vivencias de la religión cristiana y el racismo. Refleja esperanza en cada una de sus páginas, mezclada con el desconsuelo que se encuentra Celie día a día, y que supera gracias a su resilencia y a su optimismo, y por supuesto, a Shug.


                                                        







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