lunes, 8 de julio de 2013

Puertas cerradas

Llega un momento en el que no queda esperanza. Has luchado y has perdido una y otra vez. No ves progreso, no ves avance. Tampoco es como si el tiempo se detuviera y simplemente todo parara; en lugar de eso ves que todo gira a tu alrededor, todo sigue avanzando, siguiendo su curso, pero tú no puedes hacerlo. Parece incluso que sólo pierdes el tiempo, pero no puedes pararlo, o aprovecharlo. Delante de ti hay una puerta cerrada, que ya has intentado abrir tantas veces que ni te molestas en intentarlo. Todos los que iban de la mano contigo encontraron su camino, tomaron sus decisiones y siguieron adelante. Pero tú sigues ahí, mirando esa estúpida puerta, pensando en una llave para abrirla, o en un hacha para destruirla. Y tus manos siguen vacías. Es ahí cuando llega el auténtico reto: crear esperanza de la nada, creer que un día, sin más, la puerta se abrirá y podrás seguir tu camino, creer que un día lucharás y no perderás. No puedes basarte en nada: nada indica que no vayas a perder, nada indica que tengas la posibilidad de volver a luchar, pero en eso se basa la fe, y la fe es un reto: creer en algo sin pruebas, sin avisos, sin verlo y sin sentirlo. Solo creer en ello porque sí, porque sin esa creencia no podrías levantarte por las mañanas.

                                 

No hay comentarios:

Publicar un comentario