martes, 18 de septiembre de 2012

Una mañana


Hay un sentimiento cálido dentro de ella. Abre los ojos y lo encuentra tumbado a su lado, sonriéndola.
-Buenos días, princesa.
Deposita un beso en sus labios, otro en su frente, y la pregunta:
-¿Quieres seguir en la cama un rato?
-Claro, contigo.
Continúan abrazados hasta que los brillantes rayos de sol que entran por la ventana les incitan a levantarse.
-Vamos a la ducha.
Unos minutos después, se abre la puerta del baño, y salen unos pies descalzos que se dirigen a la cocina. Él la observa desde atrás: lleva su camiseta, que le queda ancha y grande, pero le queda bien. Le gusta como cae el pelo por su espalda, y la forma que tienen sus piernas asomando por debajo de la camiseta mientras camina.
-¿Qué te apetece desayunar?-dice, mientras la alcanza y la besa en el cuello.
-Tostadas.
-Me parece estupendo. Yo las hago.
-Yo voy calentando la leche.
Mientras esperan a que se caliente el desayuno, se observan. Sonríen, se abrazan y se besan dulcemente.
-Te quiero preciosa, eres lo más bonito que tengo. Nunca te me vayas.
-No tengo pensado irme de tu lado.
Dan la vuelta al pan, y él la besa la mejilla.
Para cuando terminan de desayunar, la bandeja está abandonada encima de la mesa. Pero ellos no se han olvidado del otro. Y no lo harán nunca.

2 comentarios:

  1. Hola guapa! Me parece precioso lo que has escrito! Y he estado leyendo otras muchas entradas que has publicado y me han gustado muchísimo! Sigue escribiendo así de bien :)
    Te dejo aquí mi blog para que le eches un vistazo cuando quieras y si ves que te gusta sígueme si quieres :) Un beso enorme!

    http://elarmariodeale.blogspot.com

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    1. ¡Muchas gracias! ^^ Me alegra que te gusten, y espero que lo que siga escribiendo te guste también.
      Un abrazo muy fuerte. ^^

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