domingo, 5 de agosto de 2012

En el cielo

Estoy tocando el cielo; si estiro el brazo puedo saber cómo de algodonosas son las nubes. Mi piel está siendo acariciada por un tierno rayo de sol que ondula entre las blancas sábanas del horizonte. Las palabras se convierten en susurros, para no restallar en el profundo silencio de la madrugada, y son acompañadas por el balanceo que produce la brisa. El tiempo parece pararse, pero en realidad avanza raudo hacia su propio final, conversando con los pensamientos que transportan las neuronas. Axones, dendritas, encargaos de transmitir el mensaje, es importante; saber todo lo que la piel puede percibir, también resulta relevante.
Aún quedan tonos violetas, que se van mezclando con los azules, hasta conseguir una tonalidad mixta tan predecible como sorprendente. Cierro los ojos, respiro y permito que ese rayito de sol me haga cosquillas, sabiendo que la sonrisa no tardará en llegar a mis labios.

1 comentario:

  1. Aish alba, por dios, que profunda eres! jajaja
    pero me encanta :D

    Un besooooo!!!

    ResponderEliminar